Un informe de la OCU cataloga como «dura» el agua corriente de Zamora

D. G. El agua corriente de Zamora ha sido catalogada como «dura» según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). El informe, que refleja la calidad del agua analizada en el año 2009, muestra que el agua de la capital tiene un alto contenido en sales de cal y magnesio. Sin embargo, la OCU apunta que la calidad del agua ha mejorado con respecto a estudios anteriores, como en la mayor parte de capitales de provincia del país.

El agua de los grifos de Zamora, por otra parte, carece de todo tipo de sustancias contaminantes, pero su dureza hace que muchas veces tenga un sabor «desagradable». La ciudad se sitúa de esta forma entre las seis del país con este calificativo, acompañada de Almería, Alicante, Zaragoza, Teruel y Cuenca. No obstante, no es el peor grado de dureza registrado en el país, ya que otras capitales como Tarragona, Valencia o Castellón han obtenido el calificativo de «muy dura», ya que los niveles de cal y magnesio en estas ciudades son especialmente altos.

El informe también desvela que Zamora es la capital de provincia de Castilla y León con un grado más alto de dureza en el agua corriente. Las ciudades de Burgos, Soria, Segovia, Ávila y Salamanca tienen un agua «blanda», lo que significa que apenas contiene los componentes antes dichos. Por otra parte, León, Palencia y Valladolid tienen un agua «poco dura».

Según la organización responsable del estudio esto explica que en algunas ciudades de España, entre las que se encuentra Zamora, el agua sea de mala calidad, por lo que recomienda a los habitantes de dichas zonas el consumo de agua embotellada.

Sin embargo, que el agua sea «dura» no significa que no sea apta para el consumo. Simplemente se trata de un agua que muchas veces sabe mal, pero que no reviste ningún tipo de gravedad en la salud de los consumidores. Las consecuencias de este alto grado de minerales son de otro ámbito. Puede ocasionar lentitud o atasques en las tuberías del baño y de la cocina, debido a su alto porcentaje de cal. Además, se puede percibir la piel tirante o seca después de un baño, ya que los minerales se pegan al cuerpo. Hay otra serie de consecuencias menos importantes, como por ejemplo la dificultad de que el jabón haga espuma al contacto con el agua, lo que puede suponer un consumo de agua de un 60% más.

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